Cuidado de por preservar la vida y perder las razones de vivir.
Juvenal (60 d. C. - Roma, 128 d.c)
Quiero traeros hoy la historia de un buen amigo porque creo que os resulta tan interesante como a mí.
Este hombre era un trabajador infatigable, puestos a ponerle una etiqueta diría yo, impecable, impecable en el trato, en el desarrollo de su trabajo, etc.. joven, serío, competitivo y luchador infatigable.
Un día, no sabe que pasó, se encontro en un hospital, había sufrido un ictus del que logró salir casi indemne. Casi, porque aunque no tenía secuelas visibles, ya no podía ser competitivo, ni podía ir al monte, ni sufrir en al bici, ni, ni, ni, ni. Los medicos habían descubirto que por su particular anatomía tenía muchas probabilidades de que le vuelva a pasar. Tendría que aprender a vivir de otra manera. Mi amigo decidió que vivir así era morir.
Por respeto a su pareja, familiares y a si mismo se cuidaba mucho sin dejar de hacer lo que a él le apasionaba hacer, que curioso ahora lo disfrutaba más.
Volvíó al trabajo y descubrió que a veces, pararse con clientes unos minutos "extra", le reconfortaba y los resultados económicos no vairaban. La sensación que transmitía era de paz, serinidad y de amarrase a la vida.
Unos meses más tarde, en la camilla del quirófano para una intervención quirurgica por esta misma "enferemedad", el médico le adviritió que seguir trabajando, subiendo al monte, haciendo deporte, seguir con una vida "normal" podría tener muy graves consecuencias para él y con mala suerte puede que las consecuencias no sean la muerte. Mi amigo le dijo, "usted esta tratando una dolencía y no a un paciente, para mi cuidarme para sobrevivir, es morir".
La muerte para todos, esta asegurada, ¿quieres vivir o sobrevivir?
Después de unos años, más reincidencias y dificultades vino a visitarme de nuevo, poco a poco, esta encontrando como vivir sin arriesgarse tanto, como vivir la vida plenamente haciendo otras cosas que le gustan, con el objetivo claro de VIVIR con mayusculas.
